Mi ansiedad es como mi compañera, siempre me acompaña a todos lados, incluso algunas veces es demasiado cruel conmigo ya que me hace creer cosas que no son verdad, cosas que sólo hacen que mi mente se autodestruya.
Mi ansiedad siempre intenta ver lo negativo de todo, cuando apenas lo intentamos del todo, si podría definir a mi ansiedad sería con la palabra tragedia, creo que todo lo que piensa es en las cosas malas antes que las buenas.
Mi ansiedad nunca se fija en mis virtudes, incluso se fija más en mis defectos, creo que mi ansiedad nunca me ha dicho que está orgullosa de mí.
Mi ansiedad es fría, porque no confía en cualquier persona, siempre está con el miedo de que las personas la puedan traicionar, en que la apuñalen por la espalda mientras intenta decirse a sí misma “te lo dije.”
Mi ansiedad hace que mi mente se acabe bloqueando, hace que mi cuerpo tiemble y no tenga poder de moverse, con el mismo pensamiento de odio, de que todo lo que hago termina mal y a veces es difícil respirar, es difícil que el aire llegue a mis pulmones, hasta siento que mi corazón se acelera y mi pecho se contrae.
¿Me voy a morir? No, mi ansiedad nunca permitiría eso, mi ansiedad es la que provoca todo esto, es la que me hace llorar por la noche, es la que me desanima cuando mi día resulta gris, es la que siempre me crítica.
¿Soy fuerte? Sí, día a día tengo una batalla interna con mi ansiedad, día a día le digo que no es verdad lo que dice, porque sé que no es verdad, sé que sus palabras tienen espinas ya que si me acerco demasiado sé que me van a lastimar, vivir con ansiedad no es fácil, vivir con ansiedad te hace fuerte.
Pero debo admitir que algunas veces la ansiedad me gana, algunas veces se apodera de mí y ahí es donde puedo decir que he perdido la batalla.
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